Fernando Sasiain
El paso del tiempo no ha de ser obstáculo para reconocer la labor de personas que han desarrollado labores admirables y defendido valores que nos sirven de ejemplo. Fernando Sasiain Brau, alcalde de la ciudad entre 1931 y 1936 ha sido injustamente olvidado por parte de casi todos. El hecho de que su adscripción política, republicana federal, no fuera ni nacionalista, ni socialista ni comunista ha contribuido, probablemente a que ninguna de estas opciones lo haya reivindicado como figura histórica. Su papel en aquellos ilusionantes y turbulentos años fue capital. Anfitrión del pacto republicano de San Sebastián le vemos posar entre figuras de la talla política de Alcalá Zamora, Lerroux , Azaña o Fernando de los Ríos. Pero él no era político de altos vuelos, sino un donostiarra comprometido con su ciudad y con gran apoyo popular. En las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, en las que salió elegido Alcalde de Donostia, la coalición que él encabezó obtuvo una aplastante mayoría democrática al obtener nada menos que el 55% de los votos. Él mismo fue el concejal más votado de los 39 que se eligieron aquel día.
Sin embargo, su recuerdo debe servirnos para mucho más que la mera semblanza histórica. Lejos de ser una figura de la vieja política , el alcalde Sasiain encarnó valores que hoy es preciso volver a poner en primera línea.
Su labor municipal siempre fue la de un reformista incansable que ejecutó proyectos emblemáticos y con gran visión de futuro. Sus realizaciones de entonces han sido seña de nuestra ciudad hasta hace muy poco. Incluso siguen cumpliendo importantes funciones hoy. Fueron obra de su gobierno municipal, entre otras, las escuelas municipales de Atocha o Urgull, el mercado de Gros o la Pescadería de la Brecha y también el edificio municipal de la calle Easo nº 43, que alberga a la guardia municipal o la sede de la capitalidad cultural 2016. Bajo su mandato, la ciudad trazó los límites del actual barrio de Gros, construyendo el antiguo espigón de la playa o inaugurando la avenida de Ategorrieta, hoy de Navarra. Incluso tuvo tiempo de poner la primera piedra del proyecto de ciudad sanitaria para toda Gipuzkoa, actual Hospital Donostia. Durante su alcaldía, la ciudad recuperó para los donostiarras el Palacio Miramar, que había sido residencia real.
Su figura se elevó a su vez por encima del ámbito municipal, al ser un político que buscaba consensos y que tendió importantes puentes entre republicanos, socialistas y nacionalistas. Nuestro alcalde fue el que presidió la comisión que negoció un texto único entre la propuesta nacionalista y la izquierdista para el Estatuto vasco. Como presidente de dicho comité negociador, fue el encargado de llevar y presentar el texto consensuado y aprobado en referéndum a Madrid en noviembre de 1933. En momentos en que casi toda la política se envenenaba con extremismos radicales y totalitarismos como el comunismo estalinista o el nazismo de Hitler, el alcalde de la ciudad brilló por su talante abierto, plural y democrático.
Así mismo, el alcalde Sasiain dio numerosas muestras de honestidad pública. Fue el primer alcalde donostiarra en solicitar un sueldo que aprobado por el pleno del Ayuntamiento, fuera público y conocido por los ciudadanos . Marcó la diferencia con muchos de sus antecesores en la alcaldía, que por ser nobles y ricos no tenían asignación fija, pero que recibían numerosas gratificaciones que guardaban para ellos. Él renunció a todos aquellos ingresos, como los que recibía por se consejero de la Caja de Ahorros Municipal, entregándolos a las arcas municipales.
Desde el Ayuntamiento hemos dado algunos pasos para el reconocimiento de su figura. La publicación de un libro sobre su vida y su labor, así como dar su nombre al nuevo edificio del Museo San Telmo son algunas actuaciones que ya se han realizado. Sin embargo, en esta semana en que conmemoramos el aniversario de la proclamación de aquella II República, es preciso subrayar que los valores que observamos en políticos como aquel alcalde donostiarra no son historia sino presente y también futuro. Recuperar la ambición de ciudad y visión de futuro, tejer consensos entre distintos basados en lo que nos une y no en lo que nos distancia, o mantener una honestidad intachable en cuestiones de dinero público son el mejor homenaje que pueden recibir hombres buenos y comprometidos como lo fue nuestro alcalde Fernando Sasiain.
Harkaitz Millan
independiente en la candidatura del PSE-EE de San Sebastián